La vivencia de crisis traumáticas por niños y adolescentes
Aunque tradicionalmente se ha considerado que los niños tienen una gran capacidad de adaptación, los estudios e investigaciones realizadas sobre las reacciones de los niños a desastres nos señalan los siguientes hechos:
Los niños muestran unas reacciones emocionales intensas tras el desastre, pudiendo ser la sintomatología más grave incluso que la de los adultos.
La sintomatología que muestran los niños afectados por desastres causados por el hombre (como guerras y atentados terroristas) es más intensa que la que muestran los niños afectados por desastres naturales.
La totalidad o la mayoría de estos síntomas desaparecen con el paso del tiempo conforme el niño va consiguiendo reajustarse a la nueva situación. La permanencia de los síntomas es señal de alarma y debe llevar a una intervención terapéutica en el ámbito de la salud mental, puesto que algunos pueden llegar a desarrollar trastornos psicológicos, fundamentalmente trastorno por estrés postraumático.
La respuesta de los niños a desastres naturales depende de muchas variables.Algunos de los factores que más influyen son: el grado de exposición al desastre, el daño personal sufrido, la edad y nivel de desarrollo del niño, los sucesos traumáticos anteriores o la existencia de protección por parte de los padres.
Los padres no son siempre conscientes del impacto negativo de los desastres en sus los hijos ya que tienden a informar de menos síntomas que si se les pregunta a los niños.
Las reacciones de los niños tras el desastre son consecuencias lógicas de la crisis traumática vivida, lo que incluye el miedo y sobresalto fácil, la irritabilidad, los problemas de atención o los relativos al sueño. El hecho de sufrir una situación de crisis traumática genera una respuesta de estrés que se debe entender como normal lo que no es habitual es que este tipo de conductas permanezcan en el tiempo generando un trastorno desadaptativo.
Factores de riesgo que aumentan el estrés postraumático
La pérdida de seres queridos, la proximidad y exposición a los efectos de la catástrofe y el impacto prolongado en el funcionamiento familiar (Vogel y Vernberg, 1993) son factores que se asocian a una mayor probabilidad de presentar síntomas de estrés postraumático en los niños. García Renedo (2008) agrupa los factores que pueden provocar más riesgo de padecer un trastorno por estrés postraumático en diferentes
categorías:
a) Características del desastre:
1. Muerte de un ser querido.
2. Amenaza para la vida e impacto del desastre vivido.
3. Exposición directa del niño al trauma.
4. Pérdidas materiales (en particular la casa familiar).
b) Características del niño y su contexto:
1. Nivel de desarrollo y edad, género y cultura.
2. Psicopatología preexistente.
3. Nivel socioeconómico.
4. La percepción que tienen los niños de las reacciones de sus seres
queridos.
c) Características postdesastre:
La ayuda y apoyo socio comunitario recibido.
Las investigaciones realizadas en relación a estos factores establecen que los niñosmuestran una mayor sintomatología de trastorno por estrés postraumático después de un desastre si perciben una fuerte amenaza para su vida o sus seres queridos, si se expone a escenas de destrucción y si muere algún ser querido. Los daños generados en la propiedad aumentan la probabilidad de sintomatología de trastorno
por estrés postraumático a corto plazo, pero no a largo plazo. Con respecto a las características de los niños, a partir de los 10 años, las niñas informan de más síntomas internos que los niños, quizás por eso en las investigaciones las niñas muestren más sintomatología de trastorno por estrés postraumático. Del mismo modo, la mayoría de investigaciones apuntan a una mayor sintomatología de trastorno por estrés postraumático en los niños más mayores, quizás sea debido a que son más conscientes de los peligros y de las consecuencias del desastre para sus vidas
Cómo ayudar a los niños a lidiar con un desastre
Los desastres pueden dejar a los niños atemorizados, confusos e inseguros. Ya sea que el niño haya experimentado un trauma en persona, lo haya visto simplemente en la televisión o haya escuchado a adultos hablar del desastre, es importante que los padres y los maestros estén informados y listos para ayudar si comienzan a presentarse reacciones a la tensión emocional.
Los niños pueden responder a un desastre demostrando temor, tristeza o problemas de comportamiento. A veces, los más pequeños vuelven a hábitos de conducta que ya habían dejado atrás, como orinarse en la cama, tener problemas para dormir y mostrar angustia ante la separación. Los niños mayores pueden mostrar enojo, agresión, tener problemas escolares o encerrarse en sí mismos. Algunos niños que sólo tienen contacto indirecto con el desastre, pero que lo presencian por televisión también pueden quedar afectados.
¿Quién está en riesgo?
Para muchos niños, las reacciones ante el desastre son breves y representan actitudes normales hacia "sucesos anormales". Una cantidad menor de niños corren el riesgo de sufrir trastornos psicológicos más duraderos como función de tres factores principales de riesgo:
- Exposición directa al desastres, como ser evacuado, observar heridas o la muerte de otras personas o experimentar una lesión, además de temer que su vida está en riesgo.
- Pérdida y luto: Esto se relaciona con la muerte o lesiones graves de familiares o amigos.
- Estrés constante provocado por los efectos secundarios del desastre, como vivir temporalmente en otro lugar, la pérdida de amigos y redes sociales, pérdida de bienes personales, desempleo de los padres y costos incurridos durante la recuperación para que la familia vuelva al estilo y condiciones de vida que llevaba antes del desastre.
¿Qué crea vulnerabilidades en los niños?
En la mayoría de los casos, y dependiendo de los factores de riesgo mencionados anteriormente, las respuestas preocupantes son temporales. En la ausencia de una amenaza grave a la vida, lesiones, pérdida de seres queridos o problemas secundarios como la pérdida de la casa, mudanzas, etc., los síntomas disminuyen generalmente con el tiempo. En el caso de quienes estuvieron directamente expuestos al desastre, todo lo que se lo recuerde, como los vientos fuertes, humo, cielos nublados, sirenas u otros recordatorios, puede provocar que vuelvan los sentimientos perturbadores. Tener antecedentes de algún tipo de suceso traumático o estrés severo puede contribuir a estos sentimientos.
La manera en que los niños reaccionan ante un desastre o una emergencia se relaciona estrechamente con la forma en que sus padres manejan la situación. Los niños perciben los temores y tristeza de los adultos. Los padres y adultos pueden hacer que los desastres resulten menos traumáticos para los niños si toman medidas para manejar sus propios sentimientos y elaboran planes para sobreponerse. Los padres son casi siempre la mejor fuente de apoyo para los niños después de un desastre. Una forma de establecer un sentido de control y crear confianza en los niños antes de un desastre es que participen y se interesen en la preparación del plan familiar para desastres. Después del desastre, los niños pueden colaborar en el plan familiar de recuperación.
Reacción de los niños ante un desastre, por edad
A continuación se enumeran las reacciones comunes en los niños luego de un desastre o acontecimiento traumático.
Del nacimiento a los 2 años. Cuando los niños todavía no saben hablar o apenas comienzan a expresarse y experimentan un trauma, no tienen palabras para describirel suceso o sus sentimientos. Sin embargo, conservan recuerdos de imágenes, sonidos u olores determinados. Los bebés pueden reaccionar ante el trauma mostrándose irritables, llorando más de lo acostumbrado o queriendo que los lleven en brazos y los mimen todo el tiempo. La mayor influencia en los niños de estaedad es la actitud de sus padres. Cuando los niños crecen, en sus juegos pueden representar elementos del suceso traumático que ocurrió varios años atrás y enapariencia había quedado en el olvido.
Preescolar—de 3 a 6 años. Los niños en edad preescolar a menudo se sienten indefensos e impotentes ante un suceso abrumador. Debido a su edad y tamañopequeño, carecen de la capacidad de protegerse a sí mismos o a los demás. Como resultado, sienten un gran temor e inseguridad respecto a quedar separados delas personas que los cuidan. Los pequeños en edad preescolar no comprenden el concepto de pérdida permanente. Para ellos, las consecuencias son reversibles opermanentes. En las semanas posteriores a un suceso traumático, los niños en edad preescolar recrean en sus juegos el incidente o desastre una y otra vez.
Edad escolar—de 7 a 10 años. El niño en edad escolar posee la capacidad de comprender la permanencia de la pérdida. Algunos niños se preocupan mucho porlos detalles de un suceso traumático y desean hablar constantemente de ellos. Esta preocupación puede afectar la concentración del niño en la escuela y provocar unabaja en su rendimiento académico. En la escuela, los niños pueden oír información imprecisa que comentan sus compañeros y exhibir una amplia gama de reacciones:tristeza, miedo generalizado o temores específicos de que el desastre vuelva a ocurrir, sentimientos de culpabilidad por haber actuado o no haber actuado durante eldesastre, enojo por que no se impidió el suceso o fantasías de ser héroes.
De la preadolescencia a la adolescencia—de 11 a 18 años. A medida que los niños van creciendo, adquieren una comprensión más compleja del desastre. Sus respuestasse parecen más a las de los adultos. Los adolescentes pueden comportarse de manera peligrosa o arriesgada, como conducir de manera imprudente o consumirbebidas alcohólicas o drogas. Otros se muestran temerosos de salir de casa y evitan actividades que antes realizaban. Buena parte de la adolescencia se centraen ubicarse en el mundo. Después de un trauma, la visión del mundo puede parecer más peligrosa e insegura. El adolescente se siente abrumado por emociones intensas, pero no puede hablar de ellas con los demás.
Atención de las necesidades emocionales del niño
El comportamiento, ideas y sentimientos de los adultos influyen en las reacciones de los niños. Los adultos deben alentar a los niños y adolescentes a compartirsus pensamientos y emociones respecto al incidente. Aclare los malos entendidos respecto al riesgo y el peligro; escuche las inquietudes de los niños y responda asus preguntas. Mantenga una sensación de calma y valide las preocupaciones y percepciones de los niños y hable con ellos sobre planes concretos para garantizarsu seguridad.
Escuche lo que le dice el niño. Si un niño pequeño hace preguntas sobre el suceso, responda con sencillez sin la elaboración necesaria para un niño mayor o un adulto.Algunos niños se tranquilizan al saber más o menos información que otros; decida qué nivel de información necesita su hijo en particular. Si el pequeño tiene dificultades para expresar sus sentimiento, permita que haga un dibujo o cuente una historia de lo que ocurrió.
Trate de comprender qué es lo que causa la angustia y el miedo. Recuerde que después de un desastre, lo que más temen los niños es que:
- El suceso vuelva a ocurrir.
- Alguien cercano a ellos muera o resulte herido.
- Se queden solos o separados de la familia.
Tranquilizar a niños después de un desastre
Las siguientes sugerencias son para tranquilizar a los niños:
- El contacto personal es tranquilizador. Abrace y acaricie a sus hijos.
- Con calma, proporcióneles información objetiva sobre el desastre reciente y los planes para garantizar su seguridad y recuperación.
- Aliente a sus hijos a que expresen sus sentimientos.
- Pase más tiempo con sus hijos; por ejemplo, a la hora de acostarlos.
- Restablezca su rutina diaria para el trabajo, escuela, juegos, alimentos y descanso.
- Asigne a los niños tareas específicas para que participen y sientan que están ayudando a que la vida familiar y comunitaria se restablezca.
- Elogie y dé reconocimiento al comportamiento responsable.
- Entienda que sus hijos tendrán toda una variedad de reacciones ante los desastres.
- Aliente a sus hijos a participar en la actualización del plan familiar para desastres.
Si ha tratado de crear un ambiente tranquilizador, según las indicaciones anteriores, pero su hijo continúa muy tenso, o si las reacciones empeoran con el tiempoo afectan el comportamiento diario en la escuela, el hogar o con otras relaciones, tal vez convenga consultar a un profesional. Puede conseguir ayuda profesional delmédico de cabecera del niño, un proveedor de salud mental especializado en las necesidades de los niños o un clérigo.
Supervise y limite la exposición de su familia a los medios de comunicación
La cobertura noticiosa relacionada con un desastre puede suscitar temor y confusión y despertar angustia en los niños. Esto es especialmente válido en desastres a gran escala o ataques terroristas que provocan muchas pérdidas materiales y de vidas humanas. Especialmente con los niños pequeños, las imágenes repetitivas de un suceso pueden hacer que ellos crean que el suceso se repite una y otra vez.
Si los padres permiten que los niños vean la televisión o usen el Internet, donde aparecen imágenes o noticias sobre el desastre, los padres deben acompañarlos para estimular la comunicación y dar explicaciones. Esto puede incluir que los padres supervisen y limiten como consideren conveniente su propia exposición a la información que provoca angustia.
Use grupos de apoyo
Los padres ayudan a sus hijos cuando adoptan medidas para entender y manejar sus propios sentimientos y maneras de enfrentar la situación. Para hacerlo, deben crear y usar los sistemas de apoyo social de la familia, amigos, organizaciones y agencias comunitarias, instituciones religiosas u otros recursos que sean de utilidad para la familia.
Los padres pueden crear sus propios sistemas de apoyo social únicos para que en caso de emergencia o cuando ocurra un desastre puedan recibir apoyo y ayuda para manejar sus reacciones. Como resultado, los padres podrán dedicarse más a sus hijos y estarán mejor capacitados para apoyarlos. Casi siempre, los padres son la mejor fuente de apoyo para sus hijos en épocas difíciles. Pero para apoyarlos, los padres necesitan atender sus propias necesidades y contar con un plan de respaldo.
La preparación para un desastre ayuda a todos los miembros de la familia a aceptar el hecho de que los desastres ocurren, y brinda una oportunidad para identificar y recopilar los recursos necesarios para satisfacer las necesidades básicas después del desastre. La preparación ayuda; cuando la gente se siente preparada, enfrenta mejor los problemas,igual que los niños
bibliografia:
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