REACCIONES DE ADULTOS Y ANCIANOS EN EMERGENCIAS Y DESASTRES
LAS
PERSONAS MAYORES Y SUS RESPUESTAS
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Privación sensorial
Síndrome de retardo en la respuesta
Diferencias generacionales
Enfermedades crónicas y empleo de
medicamentos
Trastornos de la memoria
Traumas relacionados con el traslado
Efecto de las pérdidas múltiples
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Vulnerabilidad a
la hiper/hipotermia
Victimización por
parte de criminales
Desconocimiento
de la burocracia
Alfabetismo
Barreras
lingüísticas y culturales
Deficiencia o
limitación del movimiento
Estigma del
bienestar social
Muchas personas de
edad avanzada no usan los servicios que tienen la connotación de “bienestar
social”. Estas personas a menudo necesitan estar convencidas de que los servicios
de socorro se les ofrecen como un servicio del gobierno. Los ancianos
necesitan saber que recibir asistencia no va a privar a otra persona más
afectada de recibir ayuda.
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REACCIONES DEL TRAUMA
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PARA REFORZAR ALGUNAS ESTRATEGIAS
DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS
PARA REFORZAR
ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS
- Reconstruya y
reafirme los nexos y las relaciones. Las relaciones son la conexión con la
vida; empero, deje al anciano decidir con quién desea juntarse, no suponga
que las relaciones familiares son amistosas. Se necesita cercanía afectiva
y física.
- Pregúnteles sobre sus inquietudes respecto de la seguridad. Las personas mayores necesitan saber que tienen opciones, al elegir una alternativa acerca de su seguridad. La evacuación es un tema sumamente polémico en el desastre; los ancianos quizá estén más seguros durante las evacuaciones si permanecen en sus casas, si esto es posible.
- Es importante conversar con los ancianos acerca del efecto del desastre. Recuerde que pueden tratar de dilucidar su vida y no el suceso que acaba de ocurrir, no evite esa ventilación. Validar las inquietudes pasadas es una parte importante de ganarse la confianza y prepararse para tratar los problemas actuales.
- Los consejeros de salud mental deben comprender las lagunas en la comunicación, en las cuales las personas mayores van y vienen entre el pasado y el presente. En la conversación del anciano se pueden confundir eventos o relaciones pasadas en función de realidades presentes. Cabe recordar que la discusión puede ser enteramente racional y lógica desde el punto de vista del anciano.
- Si una persona
mayor se olvida de un nombre, lugar o parte de un suceso, el consejero
debe tomar precauciones cuidadosas para evitar presionar a la persona para
que recuerde. Casi siempre, el anciano se acordará, pero la presión inhibe
la memoria.
- Los consejeros
deben estar preparados para que los ancianos hablen de manera esporádica
del evento, dedicando breves intervalos de tiempo a concentrarse en los
detalles concretos de la situación post-desastre.
- Los consejeros
deben ser conscientes de que un anciano de una minoría puede tener
diferentes tradiciones y antecedentes culturales; esto influirá en su
“visión del mundo”, en especial por la opinión que tenga acerca de los
servicios y los organismos públicos de socorro. Los servicios prestados a
los grupos dominantes no tienen que ser apropiados forzosamente a cada
minoría. Por ejemplo, las diferencias que los afroestadounidenses muestran
al resolver la crisis y adaptarse pueden, en realidad, ser diferencias de
estilo y expresión. Otro ejemplo puede ser el hecho de que los ancianos
estadounidenses de origen asiático subutilizan los servicios formales a su
alcance; la falta de dominio del inglés parece impedirles pedir servicios
fuera de sus comunidades étnicas.
- Los ancianos
quieren tener información objetiva, pero asimilan los hechos poco a poco
y, por tanto, piden que se les repita la información varias veces. Con el
tiempo, habrán integrado la información, ello les dará un mejor control
del evento mismo.
- A los ancianos se
les debe dar descripciones a corto plazo de lo que les sucederá de manera
inmediata después del desastre. Es necesario aclararles los horarios y
lugares específicos de los eventos; también ayuda el esbozar los sucesos
en un calendario o reloj para que puedan seguir de manera más fácil lo que
pasará en el futuro. Los consejeros tienen que pasar tiempo entrando en
los detalles de las necesidades básicas: quién ayudará a la persona mayor;
dónde permanecerá durante la noche; dónde conseguirá ropa; qué
pertenencias puede rescatar.
- Hay que establecer
las rutinas lo más pronto posible, es incluso preferible reiniciar rutinas
antiguas. Las rutinas son el ancla en el proceso de envejecimiento.
- Es preciso asegurar
al anciano que la falta de concentración, la pérdida de la memoria, las
dolencias físicas, la depresión y cosas por el estilo son reacciones
normales a la tragedia y al desastre.
- Hay que hacer
hincapié en apoyar la confianza y la dignidad de la persona mayor, en
todas las actividades posteriores al desastre que se necesiten para
devolverla a su hogar.
¿Quién es más vulnerable durante una catástrofe?
Algunos factores que pueden incrementar el riesgo de enfermedad en adultos mayores frente a una catástrofe:
- Problemas de visión o audición contribuyen a la ocurrencia de lesiones en entornos desconocidos o al intentar sortear peligros.
- Discapacidades físicas y limitaciones en la movilidad (como el uso de una silla de ruedas) pueden causar tardanzas o evitar una evacuación de emergencia.
- Corte eléctrico. Los adultos mayores son vulnerables a la hipotermia (temperatura corporal por debajo de lo normal) e hipertermia (fiebre excepcionalmente alta) frente a temperaturas extremas. Un corte del suministro eléctrico no permite el funcionamiento del equipamiento médico necesario, como nebulizadores u oxigenoterapia.
- Imposibilidad de acceder a los medicamentos prescriptos o tratamientos, como diálisis y quimioterapia.
- La ausencia de miembros de su familia u otras personas de apoyo en su casa.
- Barreras para recibir ayuda financiera en catástrofes, por ejemplo procedimientos complejos y renuencia a pedir ayuda.
- Una mudanza forzada puede causar estrés grave en mayores frágiles, acelerando su deterioro o muerte.
Reacciones no patológicas ante eventos traumáticos en personas adultas
Ante una situación anormal - como los desastres - ciertos sentimientos y reacciones son frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan experimentado anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de distinta manera en ciertos momentos.
También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Pero se ha demostrado que sólo algunos sujetos experimentarán problemas más serios o duraderos que podrán calificarse como psicopatología. La gran mayoría no sufre en ese momento de ninguna enfermedad mental, sólo están experimentando reacciones esperadas ante un suceso vital significativo.
Sin embargo, las respuestas institucionales más frecuentes están basadas en la atención psiquiátrica individual y sirven sólo a un número muy reducido de las personas afectadas. Se ha demostrado que si existe una rápida y adecuada intervención psicosocial estas reacciones pueden disminuir y los sujetos volver al funcionamiento normal.
bibliografia:
http://helid.digicollection.org/es/d/Js2923s/5.1.html
https://www.google.com.pe/#q=reacciones+en+adultos++y+ancianos+en+emergencias+y+desastres
http://helid.digicollection.org/es/d/Js2923s/5.1.html
https://www.google.com.pe/#q=reacciones+en+adultos++y+ancianos+en+emergencias+y+desastres
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