lunes, 28 de octubre de 2013

reacciones en adultos y ancianos en emergencias y desastres


REACCIONES DE ADULTOS Y ANCIANOS EN EMERGENCIAS Y DESASTRES



LAS PERSONAS MAYORES Y SUS RESPUESTAS

Privación sensorial
  • Los sentidos de las personas de edad - el olfato, el tacto, la vista y la audición - pueden ser menos agudos que en la población general; una pérdida de audición puede causar que una persona mayor no oiga lo que se dice en un ambiente ruidoso, o un sentido del olfato disminuido puede implicar que él o ella esté más expuesto a comer alimentos en estado de descomposición.
Síndrome de retardo en la respuesta
  • Las personas de edad no pueden reaccionar a una situación tan rápido como las personas más jóvenes. En los desastres, esto significa que los Centros de Solicitud de Socorro tengan que permanecer abiertos más tiempo si no han aparecido personas de edad; también significa que estas personas no son capaces de solicitar prestaciones dentro de determinados plazos.
Diferencias generacionales
  • Según cuando hayan nacido, los individuos comparten valores y expectativas dispares, esto cobra importancia en el marco de la prestación de servicios, ya que lo que es aceptable para una persona de 80 años quizá no sea aceptable para una de 65.
Enfermedades crónicas y empleo de medicamentos
  • Una proporción más grande de las personas mayores tiene enfermedades crónicas. Esto puede impedir que una persona mayor se forme en una fila para obtener ayuda post-desastre. Los medicamentos pueden causar confusión en una persona mayor o una mayor sensibilidad a problemas tales como la deshidratación. Estos y otros problemas similares pueden aumentar las dificultades al obtener asistencia.
Trastornos de la memoria
  • Los factores ambientales o las enfermedades crónicas pueden afectar la capacidad de las personas de edad para recordar la información o para actuar apropiadamente dentro de los programas de urgencia.
Traumas relacionados con el traslado
  • Las personas frágiles de edad avanzada a las que se traslada sin usar procedimientos adecuados pueden padecer enfermedades y hasta la muerte.
Efecto de las pérdidas múltiples
  • Muchas personas de edad avanzada han perdido a su cónyuge, sus ingresos, su casa o su capacidad física; para algunas, estas pérdidas se complican. Los desastres a veces atestan el último golpe, que hace que la recuperación sea en particular difícil para ellas; también puede reflejarse en un apego inapropiado a pertenencias específicas.

Vulnerabilidad a la hiper/hipotermia
  • Las personas de edad avanzada suelen ser mucho más susceptible a los efectos del calor o el frió. Esto se torna más crítico en los desastres cuando no se cuenta con calefacción y aires acondicionados o no se pueden reparar.
Victimización por parte de criminales
  • Las personas seniles son blanco de los estafadores, en particular después de un desastre; también pueden ser objeto de vandalismo. Estos temas se tienen que abordar en los refugios y al hacer arreglos para la vivienda.
Desconocimiento de la burocracia
  • Las personas de edad avanzada a menudo no han tenido ninguna experiencia con un sistema burocrático. Esto es en especial válido para las mujeres mayores que tenían un cónyuge que se ocupaba de estas tareas.
Alfabetismo
  • Muchas personas ancianas tienen niveles de educación más bajos que los de la población general. Esto puede plantear dificultades al llenar solicitudes o comprender instrucciones.
Barreras lingüísticas y culturales
  • Es posible que las personas de edad tengan un dominio limitado, por ejemplo, del idioma inglés en EUA o vean disminuida su capacidad para comprender instrucciones por la situación estresante. El fracaso resultante en la comunicación podría con facilidad complicarse aún más por la presencia de las figuras de autoridad, como los oficiales de policía, lo cual aumentaría la aprensión y confusión en la mente de la persona mayor. Muchos ancianos hablan un idioma que no es el suyo, y es crítico ser sensible a las diferencias lingüísticas y culturales; esto podría originar que las personas de edad avanzada en esta categoría necesitarán ayuda especial para solicitar prestaciones como damnificados.
Deficiencia o limitación del movimiento
  • Las personas de edad a veces no son capaces de usar automóviles o no tienen acceso a transporte privado o público. Esto puede limitar la oportunidad de ir al Centro de Solicitud de Socorro, obtener productos o agua, o mudarse cuando lo necesiten. Las personas mayores es probable que tengan deficiencias físicas que limiten sus movimientos.
Estigma del bienestar social
Muchas personas de edad avanzada no usan los servicios que tienen la connotación de “bienestar social”. Estas personas a menudo necesitan estar convencidas de que los servicios de socorro se les ofrecen como un servicio del gobierno. Los ancianos necesitan saber que recibir asistencia no va a privar a otra persona más afectada de recibir ayuda.







































REACCIONES DEL TRAUMA

  • Más recuerdos del pasado y los amigos o de otras épocas.

  • La persona puede entrar y salir de un estado de desorientación.

  • Puede incrementar su dependencia a los amigos actuales o familiares.

  • Necesita integrar los cambios posteriores al desastre, al contexto de la vida.

  • Se desorienta al interrumpirse la rutina. Sensación de aislamiento en función del lugar y el tiempo después de la reubicación.

  • La respuesta inmediata después del desastre es principalmente de temor, seguida de ira y frustración si las condiciones de vida o del ambiente, o ambas, son poco familiares.

  • Las respuestas fisiológicas comprenden trastornos del sueño y de alimentación, además de accesos de desesperación.

  • Sensación de un futuro abreviado y de buscar seguridad al refugiarse en el pasado o la fantasía.


 PARA REFORZAR ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS
 PARA REFORZAR ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CRISIS EN LOS ANCIANOS
  • Reconstruya y reafirme los nexos y las relaciones. Las relaciones son la conexión con la vida; empero, deje al anciano decidir con quién desea juntarse, no suponga que las relaciones familiares son amistosas. Se necesita cercanía afectiva y física.

  • Pregúnteles sobre sus inquietudes respecto de la seguridad. Las personas mayores necesitan saber que tienen opciones, al elegir una alternativa acerca de su seguridad. La evacuación es un tema sumamente polémico en el desastre; los ancianos quizá estén más seguros durante las evacuaciones si permanecen en sus casas, si esto es posible.
  • Es importante conversar con los ancianos acerca del efecto del desastre. Recuerde que pueden tratar de dilucidar su vida y no el suceso que acaba de ocurrir, no evite esa ventilación. Validar las inquietudes pasadas es una parte importante de ganarse la confianza y prepararse para tratar los problemas actuales.
  • Los consejeros de salud mental deben comprender las lagunas en la comunicación, en las cuales las personas mayores van y vienen entre el pasado y el presente. En la conversación del anciano se pueden confundir eventos o relaciones pasadas en función de realidades presentes. Cabe recordar que la discusión puede ser enteramente racional y lógica desde el punto de vista del anciano.
  • Si una persona mayor se olvida de un nombre, lugar o parte de un suceso, el consejero debe tomar precauciones cuidadosas para evitar presionar a la persona para que recuerde. Casi siempre, el anciano se acordará, pero la presión inhibe la memoria.
  • Los consejeros deben estar preparados para que los ancianos hablen de manera esporádica del evento, dedicando breves intervalos de tiempo a concentrarse en los detalles concretos de la situación post-desastre.
  • Los consejeros deben ser conscientes de que un anciano de una minoría puede tener diferentes tradiciones y antecedentes culturales; esto influirá en su “visión del mundo”, en especial por la opinión que tenga acerca de los servicios y los organismos públicos de socorro. Los servicios prestados a los grupos dominantes no tienen que ser apropiados forzosamente a cada minoría. Por ejemplo, las diferencias que los afroestadounidenses muestran al resolver la crisis y adaptarse pueden, en realidad, ser diferencias de estilo y expresión. Otro ejemplo puede ser el hecho de que los ancianos estadounidenses de origen asiático subutilizan los servicios formales a su alcance; la falta de dominio del inglés parece impedirles pedir servicios fuera de sus comunidades étnicas.
  • Los ancianos quieren tener información objetiva, pero asimilan los hechos poco a poco y, por tanto, piden que se les repita la información varias veces. Con el tiempo, habrán integrado la información, ello les dará un mejor control del evento mismo.

  • A los ancianos se les debe dar descripciones a corto plazo de lo que les sucederá de manera inmediata después del desastre. Es necesario aclararles los horarios y lugares específicos de los eventos; también ayuda el esbozar los sucesos en un calendario o reloj para que puedan seguir de manera más fácil lo que pasará en el futuro. Los consejeros tienen que pasar tiempo entrando en los detalles de las necesidades básicas: quién ayudará a la persona mayor; dónde permanecerá durante la noche; dónde conseguirá ropa; qué pertenencias puede rescatar.

  • Hay que establecer las rutinas lo más pronto posible, es incluso preferible reiniciar rutinas antiguas. Las rutinas son el ancla en el proceso de envejecimiento.

  • Es preciso asegurar al anciano que la falta de concentración, la pérdida de la memoria, las dolencias físicas, la depresión y cosas por el estilo son reacciones normales a la tragedia y al desastre.

  • Hay que hacer hincapié en apoyar la confianza y la dignidad de la persona mayor, en todas las actividades posteriores al desastre que se necesiten para devolverla a su hogar.
 ¿Quién es más vulnerable durante una catástrofe?
Algunos factores que pueden incrementar el riesgo de enfermedad en adultos mayores frente a una catástrofe:
  • Problemas de visión o audición contribuyen a la ocurrencia de lesiones en entornos desconocidos o al intentar sortear peligros.
  • Discapacidades físicas y limitaciones en la movilidad (como el uso de una silla de ruedas) pueden causar tardanzas o evitar una evacuación de emergencia.
  • Corte eléctrico. Los adultos mayores son vulnerables a la hipotermia (temperatura corporal por debajo de lo normal) e hipertermia (fiebre excepcionalmente alta) frente a temperaturas extremas. Un corte del suministro eléctrico no permite el funcionamiento del equipamiento médico necesario, como nebulizadores u oxigenoterapia.
  • Imposibilidad de acceder a los medicamentos prescriptos o tratamientos, como diálisis y quimioterapia.
  • La ausencia de miembros de su familia u otras personas de apoyo en su casa.
  • Barreras para recibir ayuda financiera en catástrofes, por ejemplo procedimientos complejos y renuencia a pedir ayuda.
  • Una mudanza forzada puede causar estrés grave en mayores frágiles, acelerando su deterioro o muerte.

Reacciones no patológicas ante eventos traumáticos en personas adultas

Ante una situación anormal - como los desastres - ciertos sentimientos y reacciones son frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan experimentado anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de distinta manera en ciertos momentos.
También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Pero se ha demostrado que sólo algunos sujetos experimentarán problemas más serios o duraderos que podrán calificarse como psicopatología. La gran mayoría no sufre en ese momento de ninguna enfermedad mental, sólo están experimentando reacciones esperadas ante un suceso vital significativo.
Sin embargo, las respuestas institucionales más frecuentes están basadas en la atención psiquiátrica individual y sirven sólo a un número muy reducido de las personas afectadas. Se ha demostrado que si existe una rápida y adecuada intervención psicosocial estas reacciones pueden disminuir y los sujetos volver al funcionamiento normal.












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